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Energías renovables: inversiones, proyecciones y el plan del Gobierno en Argentina

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A 12 meses de adjudicarse los proyectos de la Ronda 1, el estado de la situación. Y las proyecciones que permiten los números de la Ronda 2.

Luego de décadas de desinversión, las energías renovables, un segmento históricamente desplazado en la Argentina, se sitúa ahora en el centro de la escena. Es que, desde que asumió al poder, el oficialismo ideó la iniciativa más ambiciosa de la historia para sumar energías limpias al sistema eléctrico. Esto quedó plasmado en el Plan RenovAr, que ya va por su tercera instancia de licitaciones públicas en busca de proyectos que colaboren con la causa. Las inversiones acompañan el fin: los expertos destacan que tanto el interés como los desembolsos son promisorios, así como también la ampliación del mercado, que espera un crecimiento prolongado en los próximos años. Un resumen de este plan gubernamental y sus proyecciones futuras.

El origen de la Ley 27.191 y el Plan RenovAr

Al comienzo de su mandato, el gobierno de Mauricio Macri dictó la emergencia energética y estableció como política de Estado el desarrollo de fuentes renovables para contribuir al crecimiento del mercado local de las energías limpias. En línea con este propósito, 2017 fue nombrado el «Año de las energías renovables», considerándolo clave en pos de alcanzar este objetivo.

Previo a ello, en 2015, se sancionó y promulgó por unanimidad la Ley 27.191 Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables destinadas a la Producción de Energía Eléctrica, que declara de interés nacional la generación de energía eléctrica a partir del uso de fuentes renovables con destino a la prestación de servicio público, como así también la investigación para el desarrollo tecnológico y la fabricación de equipos con esa finalidad.

La norma establece, además, que el 8% de la electricidad nacional deberá provenir de esta modalidad para el 31 de diciembre de 2018, mientras que se espera escalar a una proporción del 20% para la misma fecha de 2025. En otras palabras, el país se propone alcanzar los 10.000 MW en un plazo de 10 años, obligando a los grandes usuarios (existen aproximadamente más de 8.000 big players, con demandas iguales o superiores a 300 KW) a adecuarse para cumplir con el marco legal y alcanzar la meta de diversificación de la matriz.

Asimismo, esta ley quedó bajo la órbita del Plan RenovAr que, amparado por el Ministerio de Energía y Minería de la Nación, promueve acciones tendientes a incentivar las inversiones a gran escala y la concreción de los parámetros establecidos en la normativa, en concordancia con los compromisos asumidos en el Acuerdo de París, celebrado en el marco de la COP21 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en 2015.

De esta manera, se reemplazarán fuentes sucias por energías más limpias, colaborando con el cuidado del medioambiente. El resultado previsto: una inversión privada proyectada de u$s 4.000 millones, un ahorro aproximado de u$s 300 millones anuales en la importación de combustibles y una disminución de la emisión de dióxido de carbono (CO2) equivalente a 2 millones de toneladas por año, sinónimo de lo que contaminan 900.000 autos, según informó la cartera que lidera Juan José Aranguren.

El dato de la reducción de los montos relativos a las importaciones de hidrocarburos no es menor: en 2016, según cifras oficiales, la Argentina compró combustibles fósiles por u$s 3945 millones, mientras que, en lo que va de este año, la compra de estos recursos sumó u$s 2205 millones, disminuyendo así el presupuesto destinado a ellas. En este sentido, Marcelo Álvarez, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader), es contundente: para él, las energías verdes pueden cooperar a equilibrar la balanza comercial porque «sacan menos dólares del sistema».

Las distintas fases del plan

En 2016, el Gobierno dispuso el inicio del proceso de convocatoria abierta para la contratación de fuentes renovables de generación en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM). Desde su lanzamiento, la iniciativa atrajo el fuerte interés de inversores locales y del exterior. Las energías solar y eólica encabezan el ránking de los proyectos ingresados, con la mirada puesta en la producción a costos competitivos, sobresaliendo la región de la Patagonia, el sur de la provincia de Buenos Aires, Cuyo y el noroeste argentino.

A fines del año pasado y comienzos de este, la licitación pública recibió 123 propuestas, de las cuales se adjudicaron 59 por una potencia de 2.423,485 MW a un valor ponderado en u$s 57,44 MW/h aproximadamente, a través de dos rondas: la primera (Ronda 1) fue por 1.141,955 MW en 29 iniciativas, 12 de ellas relacionadas a la producción de energía eólica, distribuidas en 14 provincias; y la segunda (Ronda 1.5), por 1.281,530 MW en 30 iniciativas, de las cuales 20 fueron para la producción de energía solar y las otras 10 para energía eólica, en 17 provincias. En paralelo, un nuevo mecanismo surgido de la Resolución 202 del Ministerio en cuestión permitió que se adjudicara una cantidad extra de megavatios de origen renovable, correspondientes a proyectos que habían celebrado contratos de abastecimiento en programas anteriores a la sanción de la Ley 27.191 y no habían alcanzado, en su mayoría, la habilitación comercial.

«Se obtuvieron ofertas que largamente superaron las expectativas del Gobierno y del propio sector, tanto en cantidad de potencia como en precios ofertados», asegura Omar Díaz, socio responsable de Energías Renovables de KPMG Argentina, a lo que Ezequiel Mirazón, socio líder de Energía de PwC Argentina, añade: «La reglamentación y los cambios coyunturales hacen que el rubro sea atractivo».

Lo que sigue

El 17 de agosto pasado se lanzó la Ronda 2 del RenovAr, una nueva convocatoria que originalmente puso a disposición, en esta ocasión, un total de 1.200 MW de tecnologías eólica, solar fotovoltaica, biomasa, biogás y pequeños aprovechamientos hidroeléctricos (PAH), con la novedad de que se sumó el biogás de relleno sanitario.

El análisis de las ofertas se realizó el 19 de octubre y resultó más que satisfactorio: se vendieron 117 pliegos licitatorios y se presentaron 228 ofertas por un total de 9.403 MW, casi ocho veces más que los 1.200 MW de potencia requerida inicialmente.

La adjudicación se hará efectiva el 29 de noviembre, y la fecha tope para la formalización legal y la firma de los contratos de adhesión al Fondo para el Desarrollo de Energías Renovables (Foder) es el 15 de mayo de 2018. A partir de entonces, comenzará a correr el plazo -que es de dos años- para la puesta en marcha de los proyectos. Al respecto, el presidente de Cader se muestra optimista: «Nos espera un momento auspicioso y el panorama es ventajoso. En 2018, va a subir la demanda tanto de bienes como de servicios para la construcción de parques».

Un año después…

¿Cuál es la evaluación que hacen los profesionales de la situación actual del sector? A un poco más de cumplirse 12 meses de adjudicarse los proyectos de la Ronda 1, los expertos consideran que los avances en la materia son significativos. La mayoría de las propuestas aprobadas de la primera fase del programa ya están en obra, mientras que el estado de las correspondientes a la instancia 1.5 es variado: están las que se encuentran en la etapa inicial de ejecución, otras que se hallan en plena búsqueda de financiamiento, y las que forman parte de un tercer grupo que aún no firmaron contratos por trabas burocráticas que atrasan sus desarrollos.

«Ya se llevaron a cabo nuevos parques de generación y se firmaron contratos de abastecimiento relevantes. A medida que estas centrales se emplacen -cuyo tiempo de construcción estimado ronda entre uno y tres años- serán capaces de entregar más del 8% de la electricidad nacional. Lo logrado es muchísimo y los desafíos pendientes son numerosos», opina al respecto Juan Bosch, presidente de SAESA.

Una oportunidad para un sector relegado

Según los especialistas, este envión a las energías renovables puso de relieve una oportunidad relevante para la Argentina. La industria, desatendida durante décadas, cobra ahora protagonismo gracias al impulso provocado por estas medidas y revierte sus perspectivas de cara al futuro. El mundo tiene los ojos puestos en el país porque hay un cambio de paradigma. Por eso, el número de los interesados que deciden apostar por el sector aumenta cada vez más.

«En el pasado, el país quedó apartado del incremento que las energías renovables experimentaron en el mundo. Mientras que países vecinos como Chile, Uruguay y Brasil incorporaban centrales por cientos de megavatios, en la Argentina pasaba poco y nada. A fines de 2014, menos del 1% de la electricidad local provenía de este tipo de fuentes. El país se transformó en uno de los destinos relevantes a nivel mundial para invertir en el segmento», analiza Bosch.

De igual modo, los datos prevén un crecimiento sostenido. Un estudio del departamento de Energía de la consultora Ernst & Young (EY) estima que, hacia 2025, el total de la potencia renovable instalada en el país alcanzará los 33 GW de energía.

«De la tormenta de inversiones prometida por el macrismo, se evidencia una garúa en lo que respecta a energías renovables», resalta Álvarez. En línea con los dichos de su colega, para Díaz, el contexto local es favorable: «La participación del Banco Mundial en las licitaciones genera confianza en los inversores y les permite acceso a fuentes de financiación tentadoras».

De acuerdo a Mirazón, «las principales problemáticas pasan por obtener financiación a tasas razonables que permitan a las empresas ofertar precios competitivos».

Los retos hacia adelante

¿Es posible generar una cadena de valor en la industria de las renovables? Los entrevistados coinciden en que la Ley 27.191 marcó el inicio de una tendencia. «Hay un enorme potencial para la producción de energía de este tipo y, hasta el presente, se lo explotó poco. Recién ahora se pone en marcha un plan que, a mi juicio, resulta sustentable», afirma el socio de KPMG.

Para que el mercado termine de despegar y se incentiven las inversiones, los expertos coinciden en que hace falta «tiempo y maduración». «El proceso está dado. Falta tiempo para que se instalen los parques y las primeras centrales entren en funcionamiento», afirma Díaz.

Cabe preguntarse, entonces, si con esta promoción por parte del Estado y las acciones del sector empresarial, la Argentina se encamina a alcanzar la eficiencia energética. «Ese es el norte, pero hay que ir paso a paso. Con reglas de juego claras, se empieza a vislumbrar el camino. Definitivamente, son pequeños avances hacia la democratización y descarbonización energética, pero hay que seguir trabajando», cierra Bosch.

Fuentes abarcadas

¿Qué fuentes quedan comprendidas? Entre las energías renovables contempladas por el Plan RenovAr, se incluyen los recursos eólicos, solar térmicos y fotovoltaicos, geotérmicos, hidráulicos, mareomotrices, undimotrices, de las corrientes marinas, de biomasa, de gases de vertedero, de plantas de depuración, de biogás y de biocombustibles; excluyendo así a las de origen fósil, para reducir la dependencia de ellas.

por AGUSTINA DEVINCENZI

FUENTE: EL CRONISTA

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