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El futuro del trabajo en Argentina puede ser verde

#Bioeconomia #EnergiasRenovables #RenewableEnergy #EmpleosVerdes #Oit #GreenJobs La idea de empleo verde debe mutar hacia la de trabajo verde. La nueva realidad del #trabajo contiene una amplia gama de situaciones de #empleo y diversas formas de trabajo. Sólo mercados laborales más modernos, dinámicos e inclusivos pueden construir el desarrollo sostenible. Por Martín Padulla* 

El concepto de #sostenibilidad surgió en las últimas dos décadas del siglo pasado por la vía negativa, como resultado de un análisis de una situación global que fue definida por Bybee (1991) como de “emergencia planetaria”. Esa situación insostenible que por un lado amenazaba a la humanidad, por otro lado, impulsaba la sostenibilidad.

En este contexto, se definió al desarrollo sostenible como “la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades». Desde que se presentó el Informe titulado «Nuestro futuro común» en 1987 elaborado por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, el desarrollo sostenible se transformó en el principio rector para el desarrollo mundial a largo plazo.

En 1999, Juan Somavia, el primer Director General de la OIT (1919) proveniente del hemisferio sur introdujo el concepto de trabajo decente. En su Memoria de 2007, examinó la relación entre trabajo decente y medio ambiente, refiriéndose por primera vez al concepto de empleos verdes. En esa misma Conferencia puso en marcha la Iniciativa de Empleos Verdes, una alianza de colaboración entre el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Confederación Sindical.

Internacional (CSI), la Organización Internacional de Empleadores (OIE) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que buscaba promover oportunidades, igualdad y transiciones justas a economías sostenibles, y de movilizar a los gobiernos, los empleadores y los trabajadores para que entablen un diálogo en torno a la adopción de políticas coherentes y programas eficaces que conduzcan a una economía verde con empleos verdes y trabajo decente para todos.

Esto estableció la agenda y los dos desafíos decisivos para este siglo XXI: lograr la sostenibilidad ambiental y hacer realidad la visión del trabajo decente para todos. Ambos desafíos no sólo son urgentes, sino que están íntimamente relacionados y deberán abordarse de manera simultánea.

Los empleos verdes, según OIT, son aquellos empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente ya sea en los sectores tradicionales como la manufactura o la construcción o en nuevos sectores emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética. El organismo, a través del Programa Empleos Verdes ha prestado asistencia progresivamente a más de 30 países y de esta manera se ha comprometido con acción sobre el cambio climático y la promoción de sociedades eficientes en el uso de los recursos con bajas emisiones de carbono.

Todas las actividades agrícolas, manufactureras, de investigación y desarrollo, administrativas y de servicios que contribuyen, sustancialmente, a preservar o restablecer la calidad ambiental estarían pintadas de verde en tanto y en cuanto puedan considerarse dentro del concepto de trabajo decente. Podemos distinguir entre dos tipos: aquellas que se desarrollan en sectores económicos verdes desde el punto de vista del producto final y aquellas que se dan en todos los sectores desde una perspectiva de proceso respetuoso con el medio ambiente.

Ahora bien, los conceptos de desarrollo sostenible y de empleo verde requieren revisarse en el contexto de esta Cuarta Revolución Industrial de carácter fuertemente tecnológico que está impactando de manera directa en el mundo del trabajo. El factor distintivo de esta revolución cuando se la compara con las anteriores, es la velocidad exponencial de sus transformaciones.

Según Mc Kinsey (The four global forces breaking all the trends- 2015), si se lo compara con la Revolución Industrial, este cambio está sucediendo 10 veces más rápido, con un tamaño 300 veces mayor y un impacto aproximadamente 3000 veces más grande.

¿Esta transformación disruptiva nos encuentra ante una concepción del trabajo del siglo XXI o desarrollando modificaciones parciales a una idea de trabajo más relacionada con mediados de la década del 40 del siglo pasado?

Asistimos a un momento histórico en que los puestos de trabajo, especialmente los rutinarios (manuales o cognitivos) tienden a desaparecer; y todos los demás a redefinirse. La automatización, la robótica y la inteligencia artificial están interpelando a la educación y al trabajo, resignificando el concepto de sociedad del conocimiento. La crisis del empleo coexiste con una revolución del trabajo. El trabajo ya no es un lugar al que ir sino una tarea que hacer. El tradicional empleo de 9 am a 5 pm regulado a través de un contrato por tiempo indeterminado constituye solo el 27% del empleo formal del Mundo, y ya ha dado paso a diversas formas de trabajo que incluyen al emprendedurismo. Trabajo decente ya no significa trabajo asalariado a tiempo completo. El mercado laboral demanda competencias (capacidades, habilidades, destrezas y actitudes) de mayor nivel de complejidad y exige la necesidad de aprender a desaprender para reaprender. La disrupción nos exige marcos regulatorios más modernos y flexibles para poder adaptarnos rápidamente y promover la formalidad. Los trabajos del futuro que ya están siendo distribuidos, estarán en donde encuentren el talento pertinente para desarrollarlos.

En este sentido parece más adecuado comenzar a pensar en términos de trabajo verde y ya no en el concepto de empleo verde. Necesitamos hacer verdes a freelancers, crowdsourcers, autónomos, profesionales independientes, trabajadores temporales, trabajadores remotos, emprendedores y a las más diversas formas de trabajo, siendo creativos e innovadores para lograr en una economía on demand y colaborativa que preserven derechos y seguridad social de manera más flexible. Argentina, hasta el 2035, transita por el periodo de ventana de oportunidad demográfica: más gente en edad de trabajar que población dependiente. Debemos poner a trabajar a nuestros jóvenes para no perder la oportunidad de desarrollo. La sociedad inexorablemente envejece y la oportunidad del desarrollo se pierde con su envejecimiento.

Los mercados laborales más dinámicos y con menor nivel de desempleo han puesto el énfasis en políticas activas de empleo que otorgan seguridad al mercado laboral por sobre el puesto de trabajo. Apuntan a lograr facilidad para los trabajadores para progresar en distintos trabajos, a través de la formación basada en la demanda y en el fácil acceso a diversidad de formas de trabajo. Están trabajando en el desarrollo de derechos portables y transferibles, en fomentar el aprendizaje a lo largo de toda la vida, en establecer cuentas de formación individual para los trabajadores para puedan canalizar los fondos de formación, ser dueños de su empleabilidad y adaptarse más rápidamente en las cambiantes demandas del mercado laboral.

No sólo los nuevos emprendimientos de base tecnológica y carácter sustentable deberían ser los que más rápidamente se adecuen a este entorno, las empresas tradicionales deberán generar rápidos procesos de cambio e ir hacia la meta de una economía «de bajo carbono» y un modelo de trabajo más plano y colaborativo. En muy poco tiempo, el 75% de la fuerza laboral será millennial. La estructura tradicional no se adapta a la forma en que la gente vive y piensa. Los jóvenes buscan un propósito para desarrollar sus carreras y las carreras laborales verdes son atractivas.

Los trabajos verdes permiten aumentar la eficiencia del consumo de energía y materias primas, limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, minimizar los residuos y la contaminación, proteger y restaurar los ecosistemas y contribuir a la adaptación al cambio climático. Además la tendencia es creciente y los conocimientos relacionados con ella, bien retribuidos. El desarrollo de capital humano pertinente será clave.

Todos los trabajos del futuro implicarán ser más respetuosos con el medio ambiente, reducir el consumo de agua, mejorar el sistema de reciclaje y desarrollarse en la nueva economía.

América Latina está creciendo en este sentido. En México se estima que existen al menos 2 millones 787 mil trabajos verdes. Los sectores con mayor cantidad de trabajos de este tipo son el sector de energía eléctrica renovable, reciclaje de residuos, construcción sostenible, aprovechamiento ambiental e industria limpia. En grandes urbes como Buenos Aires, se ha creado un registro de perfiles verdes y se impulsa la formación de competencias para ocupaciones como Recuperador urbano, Instalador de energías renovables, Instalador de terrazas verdes, Instalador de paneles fotovoltaicos, Consultores ambientales, Mecánico de bicicletas o Auxiliar de mecánico de bicicleta. En Argentina, se estima que el sector de las energías renovables podría crear alrededor de 60.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos en el corto plazo. La oferta formativa crece en diversos puntos del país. Existen diversos actores que capacitan en temas de construcción, instalación, operación y mantenimiento de tecnología limpia. En Uruguay, creció 20% la demanda de la energía solar térmica en el último año y ya está previsto incorporar este tipo de tecnología a viviendas sociales. Durante el año pasado se convirtió en el país de la región con mayor porcentaje de energía eólica y unos de los principales en términos relativos a nivel mundial. Ya cuenta con cerca de 44 mil trabajos verdes distribuidos en diferentes sectores. Chile proyecta crear más de 45 mil trabajos verdes hasta 2025 y ha puesto en marcha 12 carreras técnicas relacionadas de manera directa con este tipo de trabajos. En Brasil más de 3 millones de ciudadanos ya desarrollan trabajos verdes y se estima que en estos tipos de trabajos se encuentra el mayor potencial para los jóvenes.

Los jóvenes de Rosario competirán por los trabajos del futuro con los de Guadalajara, Curitiba, Concepción o Chicago.
El futuro del trabajo en el Mundo será verde. Si en Argentina logramos promover diversas formas de trabajo formal, formar en competencias basadas en la demanda y sólo concebir al desarrollo como sostenible, podemos pintar de verde esperanza nuestro futuro del trabajo.

Foto: Martín Padulla

*Fundador y Managing Director de Staffingamericalatina. Martín Padulla es Sociólogo (Universidad del Salvador), MBA (Universidad Católica argentina) y experto en mercados laborales. Publicó Trabajo Flexible en Sudamérica y Entornos normativos para Agencias Privadas de Empleo en América Latina, dos libros acerca de las nuevas realidades del trabajo.

Sigue a Martín Padulla en Twitter: @MartinPadulla

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Columnista invitado por www.energiasrenovables.com.ar  Primer portal de Noticias sobre Energías Renovables de Argentina

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