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En qué consiste este instrumento financiero que se utiliza para llevar adelante proyectos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. Cómo se puede acceder a ellos.
Las finanzas sostenibles han adquirido, en los últimos años, un rol de gran importancia en el fomento de iniciativas para reducir los efectos destructivos de la crisis climática.
Entre estas propuestas, se destacan los Bonos Verdes, Sociales y Sustentables (Bonos SVS), una forma de financiamiento responsable con el medio ambiente elegida tanto por instituciones públicas como privadas.
“Los bonos verdes son instrumentos financieros, títulos de deuda, cuyos fondos deben ser aplicados a proyectos relacionados con el cuidado medioambiental. Se emiten a través de los mercados de valores y debe existir un agente de liquidación y colocación como intermediario.
Los Bonos Verdes tendrán dos situaciones a observar: la calificación de riesgo y el proyecto que está destinado a financiar”, explica en diálogo con POST, Rodolfo Tarraubella, director ejecutivo de CIFAL Argentina.
Ampliando el concepto, Ignacio Lorenzo, Head de Global Debt Financing de Santander Argentina, aporta: “La diferencia que existe entre estos bonos y cualquier otro, es que se aplican exclusivamente para financiar, o refinanciar, ya sea en parte o en su totalidad, proyectos que tengan un impacto medioambiental positivo, como pueden serlo aquellos destinados a la generación de energías renovables o eficiencia energética, por ejemplo”.
Aunque la primera emisión de bonos verdes tuvo lugar en 2007 a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Argentina logró posicionarse durante los últimos años como un mercado prometedor en la región dado el potencial de proyectos de estas características que podrían desarrollarse.
Al mismo tiempo, este tipo de instrumento financiero está tomando cada vez más fuerza a nivel global. “Los Bonos Verdes alcanzaron emisiones por cientos de miles de millones de dólares en los últimos años, representando alrededor de un 80% del total de Bonos SVS emitidos”, sostiene Castagnino.
¿Cómo funcionan los bonos verdes?
Los Principios de Bonos Verdes -también conocidos por su denominación en inglés “Green Bond Principles”- establecen los parámetros generales para que este tipo de instrumento financiero tenga validez y transparencia. De este modo, surgen cuatro pilares fundamentales que los definen y determinan el procedimiento para acceder a ellos.
El primer punto es que estos bonos deben tener como destino proyectos verdes. “Cuando hablamos de un proyecto de estas características, podemos estar refiriéndonos al desarrollo de un parque de generación de energía renovable como los de Genneia, una planta de tratamiento de efluentes, o a un proyecto de eficiencia energética en una planta. Es decir, deben ser proyectos que ayuden a reducir las emisiones de carbono, que ayuden a la transición energética y que, en definitiva, combatan el cambio climático”, explica en diálogo con POST, Gustavo Castagnino, Director de Asuntos Corporativos, Regulatorios y Sustentabilidad de Genneia.
El segundo pilar es que las organizaciones emisoras deben realizar una selección y evaluación de proyectos y llevar, conforme a esos criterios, la evaluación de las mismas, donde se puedan precisar otros aspectos que incidan en la elegibilidad o exclusión de las propuestas. Como tercer clave se encuentra la gestión para que dichos fondos sean utilizados de forma adecuada.
Desde Santander.com afirman que, en este punto, “el emisor debe dar a conocer a los inversores los tipos previstos de colocación temporal de los saldos de los fondos netos no asignados todavía”.
Por último, se deberá proporcionar información periódica, no solo sobre el uso de los fondos, sino también del impacto medioambiental que se espera como resultado del desarrollo de los proyectos elegidos. “La clave es que el uso de los fondos sea verificado externamente. Es decir, que la empresa cumpla con los compromisos asumidos”, añade Castagnino.
¿Quiénes buscan este tipo de inversiones en Argentina?
El futuro de los bonos verdes apunta hacia el crecimiento. Aunque actualmente solo el 1% de los bonos en general son bonos verdes, la tendencia será que las inversiones no tengan un sentido estrictamente financiero, sino que a ello se le sume algún otro propósito.
“Los bonos verdes son buscados por aquellos que quieren que sus inversiones impacten en proyectos que puedan elegir. También son los preferidos por quienes quieren saber en qué se está invirtiendo su dinero. Quienes lo eligen, intentan buscar sentido a sus inversiones y no solamente una renta financiera. Son aquellos que buscan una banca ética y, por lo general, en coherencia con sus trabajos”, sostiene Tarraubella.
Castagnino aporta: “así es como encontramos en el rol de inversionistas a bancos y fondos que deben empezar a cumplir con inversiones de este tipo, por exigencias de reguladores, accionistas e inversores. Y también a individuos que se sienten recompensados porque colaboran en un aspecto con esta lucha contra el cambio climático. Parece un aspecto inocente, pero es un driver que crece cada vez más”
Bonos verdes: paso a paso
El procedimiento para poder invertir en bonos verdes no requiere, en Argentina, de muchos pasos adicionales a la inversión en cualquier otro tipo de bonos. “Es necesario acercarse a su banco, a su asesor de inversiones o a una ALyC (agente de bolsa) y solicitar invertir en bonos verdes”, aporta Tarraubella.
“El acceso a los bonos verdes es público y muy simple. Invertir en un bono verde es un proceso en el que pueden intervenir inversores locales pequeños (retail), inversores institucionales, fondos de inversión y corporativos. Como en cualquier inversión en bonos, obligaciones negociables, títulos, etc, es necesario contar con una cuenta comitente.
Hoy en día, un asesor financiero, o el mismo banco donde operamos, puede ayudar con el procedimiento. En el caso de Genneia, nuestros bonos verdes tienen alta demanda por parte de inversores institucionales, fondos de inversión y corporativos que confían en nosotros a largo plazo”, explica Castagnino.
Los bonos verdes son, entonces, una opción que cuenta cada vez con más adeptos. Para las empresas que los emiten, son un instrumento con el que financiar proyectos y reconversiones sostenibles.
Para quienes compran, un nuevo camino para lograr certificaciones verdes y colaborar con el cuidado del medioambiente. En ambos casos, alternativas que muestran nuevas formas de hacer negocios y amplían el mercado.
FUENTE: SANTANDER POST