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Cumbre en Israel.Tránsito del futuro: afirman que en diez años la mitad de los autos serán eléctricos.El gran desafío es lograr que la carga de batería sea tan rápida como una carga de nafta en estación de servicio.Los vehículos serán más pequeños y más amigables con el medio ambiente. (Nir Shmol)
A mediados de la década del ’60, las calles de Israel estaban repletas de Sussitas, el más exitoso modelo creado por la primera automotriz local, Autocars. Unos años más tarde, hartos de los problemas mecánicos que presentaba el vehículo y seducidos por los atractivos modelos importados que llegaban al país, los israelíes empezaron a abandonar sus viejos autos en el desierto y la empresa fundió en 1980. Según la más difundida leyenda popular, aquellos Sussitas abandonados terminaron siendo comidos por los camellos, que se sentían atraídos por la fibra de vidrio de la carrocería.
Con esa historia se recuerda hoy en Israel el fracaso de la industria automotriz local, que nunca volvió a renacer. Sin embargo, allí, en un país joven, poco poblado y rodeado por vecinos no muy amigables, hoy se está definiendo el transporte urbano que se viene: impulsadas por una sociedad entre el Estado y las empresas, miles de startups vinculadas a la movilidad nacieron en los últimos cinco años, posicionando a Israel como la segunda potencia del sector a nivel mundial detrás de Estados Unidos.
La Fuel Choices and Smart Mobility Summit de Tel Aviv convoca a directivos de las principales automotrices. (Nir Shmol)
De visita en Medio Oriente, Clarín pasó por las oficinas de diferentes compañías de tecnología y participó del Fuel Choices and Smart Mobility Summit de Tel Aviv, la cumbre donde se presentan novedosos prototipos de vehículos y año a año se debate el futuro de la industria. Allí, por más que suene a ciencia ficción, nadie duda: la irrupción de los autos autónomos y eléctricos es inevitable. Y está más cerca de lo que parece.
«Lo más disruptivo de la inteligencia artificial no son los robots, son los autos», dice Michael Hirsh, director regional de Mobileye, empresa que desarrolla sensores que procesan imágenes para asistir a los conductores y así evitar choques. Allí, en las oficinas que la firma tiene en Jerusalén, jóvenes ingenieros vestidos con ropa informal hacen experimentos con autos conectados a enormes computadoras. Ellos mismos desarrollaron meses atrás un novedoso sistema de regulación de velocidad y cambio de carriles que ya funciona en las calles de las principales ciudades del país. Es que en Israel, Mobileye es una realidad: los compradores que instalan el software en su vehículo reciben descuentos en su cuota de seguro.
Prototipos en la muestra, el mes pasado. (Nir Shmol)
«El 93 por ciento de los accidentes de tránsito son causados por un error humano. Creemos que para el 2021 seremos una realidad comercial y que para ese año habrá autos totalmente autónomos en las calles, reduciendo las muertes en las rutas de forma drástica», asegura Hirsh.
Los autos del futuro no sólo se manejarán solos, sino que serán más pequeños y amigables con el medio ambiente. Erez Lorber, jefe de operaciones de StoreDot, una compañía que desarrolla baterías orgánicas de carga rápida, cree que en «diez años, el 50 por ciento de los autos del mundo serán eléctricos». «El gran desafío es la velocidad con la que de carga. Necesitamos lograr que cargar la batería del auto sea tan veloz como cargar nafta. Estamos avanzando rápido y el objetivo es llegar a los cinco minutos», comenta.
El gobierno israelí apuesta al liderazgo de la movilidad sustentable en Medio Oriente. (Nir Shmol)
Para mejorar el tránsito, en Israel imaginan a los vehículos del futuro como una computadora siempre conectada a la red. Algo de eso ya se ve con los GPS. Nadie está más avanzado en ese terreno que la aplicación de tránsito y navegación asistida Waze. En Waze, que se nutre de la información que dan sus usuarios, ven al carpooling (compartir viajes en auto con extraños) como una solución al problema de los embotellamientos. Fej Shmuelevitz, vicepresidente de operaciones, va aún más allá: «Hay que dejar de pensar en los autos como personales, sino como un bien on demand. ¿De qué sirve ir a trabajar y dejar el vehículo tirado diez horas en un estacionamiento cuando lo podría estar usando otra persona?».
La receta del éxito
Pese a ser una joven y pequeña nación de 8 millones de habitantes, Israel –especialmente Tel Aviv, conocida como Silicon Wadi (valle, en hebreo)– logró convertirse en los últimos años en el quinto polo tecnológico con más innovación del mundo, el número uno fuera de EE.UU.: allí nacen 500 nuevas startups vinculadas a la movilidad sustentable por año. ¿Cómo hizo un país tan chico y bajo constante amenaza de guerra para convertirse en una potencia tecnológica? Para Anat Lea Bonshtien, directora de la Fuel Choices and Smart Mobility Initiative, un área dependiente de la oficina del Primer Ministro dedicada al desarrollo de movilidad sustentable, la respuesta está en la conformación de su sociedad: «El presupuesto que se dedica a las fuerzas armadas ayuda. También tiene que ver la tradición de nuestro pueblo: creemos que no hay nada sagrado a la hora de solucionar problemas. Y somos una nación de inmigrantes en la que no hay jerarquías, por lo que nadie le tiene miedo al fracaso».
Anat Lea Bonshtien, directora de la Fuel Choices and Smart Mobility Initiative, en la cumbre. (Nir Shmol)
Más allá de las características del pueblo israelí, el desarrollo de startups se potencia indudablemente por impulso gubernamental. La Autoridad de Innovación de Israel financia a nuevas compañías que presenten un proyecto que colabore con la sociedad. ¿Cómo funciona? El organismo presta entre el 10% y el 50% del capital necesario. Si el proyecto es exitoso, la empresa le devuelve al Estado lo que les prestaron, sin intereses. Si va mal, no se devuelve nada.
Por Sebastián Lozano
Fuente: Clarín