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Unos 300 líderes de opinión argentinos serán capacitados en la segunda edición de la Cumbre Economía Verde, que se realizará entre mañana jueves y el viernes en la provincia de Córdoba. Sobre los beneficios de aplicar la economía verde, en términos financieros, de competitividad y desarrollo económico, opinó para Télam Fabián Ruocco, director ejecutivo del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDYAT), quien participará de la Cumbre.
Actualmente, hay una creciente preocupación por temas ambientales y sociales, no desde una perspectiva de supervivencia de la especie, sino como un valor diferencial para los accionistas de las instituciones financieras que lideran un mercado cada vez más globalizado y con mayores demandas de competitividad.
Las inversiones verdes surgen en 1972 cuando, por primera vez a nivel mundial, se manifiesta la preocupación por la problemática ambiental global en la Conferencia Mundial y con el informe del Club de Roma «Los límites del crecimiento». Pero recién en 1992 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, reunida en Río de Janeiro se reafirmó la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, aprobada en Estocolmo, y tratando de basarse en ella, con el objetivo de establecer una alianza mundial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación entre los Estados, los sectores claves de las sociedades y las personas, procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los intereses de todos y se proteja la integridad del sistema ambiental y de desarrollo mundial.
El Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT) promueve la Economía Verde, sobre la cual venimos trabajando en diferentes proyectos vinculados a la noción de finanzas sustentables, donde el impulso de las directrices del sistema financiero con la producción cuidando el ambiente cumplen una función clave.
El sistema financiero no es ajeno a los beneficios de la economía verde, bancos oficiales y privados apuestan a incluir en el análisis crediticio cuestiones de índole socioambiental. De esta manera, no sólo previenen riesgos indirectos de financiación, reducen el daño de imagen y su reputación con el medio ambiente, mitigan los riesgos de acciones legales por daños y perjuicios, protegen el valor de la marca, aseguran que los clientes operen en forma responsable, amplían los recaudos tomados como cláusulas contractuales, verifican el valor de las garantías y evalúan el grado de sostenibilidad de los negocios, las empresas y los proyectos financiados. Es por esto que el sector financiero ofrece créditos y préstamos que incluyen la matriz verde en su planificación estratégica, bien sabemos que los Bancos no lo hacen por caridad ni por solidaridad sino por rentabilidad para sus accionistas.
Un caso ejemplar es el del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) que recientemente informó que otorgará préstamos para financiar empresas con proyectos de energías renovables. La nueva línea de créditos brindará préstamos de hasta 200 millones de pesos por proyecto, o su equivalente en dólares, con un plazo de 15 años, hasta 2 de gracia y un financiamiento de hasta el 70% de la operación.
La Argentina no es ajena al movimiento de inversiones verdes a nivel mundial. A fines de 2016 el Banco Europeo de Inversiones (BEI) otorgó una línea de crédito de 60 millones de euros a la Argentina con el objetivo de fomentar el desarrollo de empresas priorizando la inversión productiva, el uso de energías renovables y el comercio exterior. Los fondos están direccionados para ser utilizados en proyectos de reconversión y modernización productiva, adquisición de capitales usados y nuevos, realización de diseños ejecutivos, mapeos, estudios, compra de equipamientos y/o inversiones en infraestructura para un uso más eficiente de la energía, ampliación de capacidad instalada, desarrollo de nuevos productos y servicios, capital de trabajo, prefinanciación y pos-financiación de exportaciones. La iniciativa comprende la realización de 200 proyectos de inversión: 100 líneas de créditos a PyMEs, 20 líneas de crédito para financiar proyectos de energías renovables y/o eficiencia energética, y 80 líneas de créditos a empresas que presenten proyectos para fortalecer el perfil exportador de la empresa.
Asimismo, unos días atrás, el directorio Fondo Verde para el Clima (GCF) aprobó el primer crédito a nuestro país, y por el monto total más alto que la entidad ha destinado en el caso de un programa privado que no representa un endeudamiento público, un crédito de US$ 130 millones, que serán destinados a proyectos adjudicados en la licitación del programa Renovar, lanzado por el Ministerio de Energía y Minería de la Nación.
En momentos en que las redes sociales y los canales de información se multiplican, la Sociedad Civil se ha convertido en protagonista activa, exponiendo y cuestionando diferentes situaciones de contaminación. Es por esto que las empresas, conscientes del gran riesgo reputacional que corren al financiar actividades que perjudiquen al ambiente, priorizan la competitividad verde y sustentable siendo parte fundamental de cualquier tipo de negocio.
Por Fabián Ruocco
(*) Director Ejecutivo del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT), quien participará de la Cumbre de Economía Verde que se realizará el 5 y 6 de octubre en Córdoba.
Fuente: TELAM