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VACA MUERTA Y ENERGIAS RENOVABLES, DOS ARGUMENTOS PARA EL DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

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La extracción de shale gas del megayacimiento es un imán para las inversiones;en tanto, mejora el costo de la potencia eólica como insumo industrial.

Hugo Eurnekian, Teófilo Lacroze, Pablo Fernández Blanco (LA NACION), Carlos Ormachea y Javier Madanes Quintanilla. Foto: Fabián Malavolta.

Si hay un sector en ebullición en la Argentina es el de la energía: desde la actividad extractiva, pasando por los cambios en la matriz, hasta los aumentos de tarifas, el país recibió noticias constantes de esta industria durante los últimos años. En un panel moderado por el periodista Pablo Fernández Blanco, cuatro referentes debatieron sobre las oportunidades y desafíos. Los invitados fueron Teófilo Lacroze, presidente de Shell Argentina; Carlos Ormachea, CEO de Tecpetrol; Javier Madanes Quintanilla, presidente de Aluar-Fate; y Hugo Eurnekian, presidente de CGC. Tanto Lacroze como Ormachea hablaron de Vaca Muerta, el yacimiento de petróleo y gas no convencional que promete una oportunidad inédita para la Argentina.

Comenzó el presidente de Shell Argentina: «Vaca Muerta es una de las tres áreas que elegimos a nivel global para orientar nuestras inversiones. El potencial en la Argentina es muy importante, también para el mundo, porque no tiene nada que envidiarle a Canadá y Estados Unidos, que hoy son la cuna del shale», dijo. Con respecto a los costos, Lacroze se mostró confiado: «Podemos producir gas y petróleo en Vaca Muerta con costos tan competitivos como en esos países». También habló de la posibilidad de que se reduzca el precio del gas. Explicó que se trata de una «commodity regional», no como el petróleo, que es global. Y observó que el gas tiene «algunos desafíos de transporte» que lo hacen más caro.

Con respecto al petróleo, proyectó que «el precio que debería imperar en el país a mediano y largo plazo es el global». Pero para que los valores en la Argentina estén a niveles internacionales, falta pasar una curva de aprendizaje: «Comenzamos con pozos cercanos a los US$ 20 millones que hoy están en US$ 8 millones, mientras que en Estados Unidos están en US$ 5 millones, y tal vez un pozo comparable con la roca de Vaca Muerta, unos US$ 6 millones. Todavía nos queda un largo camino para reducir costos».

Destacó la importancia de medidas como el decreto para la importación de equipos usados y las reformas. ¿Qué falta? Mayor inversión en infraestructura, que permitirá suministros competitivos en la cadena del sector, y la inclusión de un tema particular en la reforma tributaria: la amortización acelerada. «Nuestra industria va a invertir miles de millones en los próximos cinco años y vamos a tener 35 para lograr el retorno», señaló.

Carlos Ormachea, por su parte, es líder de un grupo que invertirá US$ 2300 millones en el yacimiento no convencional. El proyecto de la compañía en Vaca Muerta tiene que ver con shale gas y tiene un plan de desarrollo acelerado que va a insumir ese monto en dos años y medio. «Creemos en el proyecto: es un recurso de clase mundial abundante. Hay pocos proyectos que puedan tener el impacto que tendrá Vaca Muerta en la Argentina durante los próximos diez años», comenzó.

Otros motivos detrás de la inversión fueron la «reinserción» al mundo en materia financiera, lo que permite desarrollar inversiones grandes y el acuerdo de productividad alcanzado a inicios de este año con el sindicato. «Se trató de una negociación muy simbólica entre las compañías, las provincias, el Gobierno nacional y los sindicatos, que nos dio la pauta de que está la puerta abierta para avanzar en temas de productividad», aclaró.

En este momento, Tecpetrol está en «plena ejecución del plan», sostuvo Ormachea: la compañía está perforando con cinco equipos en un área de 250 kilómetros cuadrados -el 10% de todo el yacimiento- y esa porción ya produce «un millón y medio de metros cúbicos» para los que trabajan unas 2000 personas.

Eurnekian dirige CGC, una compañía que explota dos cuencas en la provincia de Santa Cruz: la Austral y la del Golfo San Jorge. Consultado sobre si es posible producir de manera competitiva en una provincia con problemas gremiales, dijo que la firma demostró en los últimos años que sí. El Grupo Eurnekian ingresó en el negocio petrolífero y gasífero en 2012 por un análisis a largo plazo: «La Argentina fue exportadora de gas y, debido a precios bajos a nivel local, se fueron consumiendo las reservas. Sabíamos que habría recursos importantes para desarrollar y que el costo de importar energía era insostenible debido a su responsabilidad en el déficit del país», explicó.

«Al mismo tiempo, nosotros veíamos que había recursos gasíferos importantes para desarrollar a precios competitivos. No sólo no convencionales, también convencionales», aclaró. Entraron en una cuenca, la Austral, donde los niveles de inversión habían bajado sustancialmente, lo que llevó a baja actividad y conflictividad con los gremios. «Ingresamos en el peor panorama», resaltó. Sin embargo, el escenario se invirtió: en 2013 el gobierno lanzó el Plan Gas, un esquema de subsidios a la producción. «Al tener una señal de precios que permitían competir, levantamos la inversión y la actividad y eso facilitó el diálogo», expresó y añadió que, desde que la empresa comenzó a operar esa cuenca en 2015, no hubo cortes de producción.

Para terminar, Madanes Quintanilla habló de las oportunidades que hay en la Argentina por el cambio en la matriz energética y la incorporación de energías renovables. La compañía que dirige invirtió US$ 300 millones en energía eólica por dos cambios: la tendencia a la desaparición del motor de combustión interna y la aparición del labeling, un término en inglés que se refiere a las etiquetas en los bienes que indican su calidad y origen de sus insumos.

Continuó: «Si este proceso de calificación de origen de los insumos avanza, y yo estoy firmemente convencido de que así será, nuestra obligación y nuestra oportunidad es diversificar la matriz energética». Destacó el potencial de la Patagonia, que tiene rendimientos de molinos eólicos superiores al 50%, y la conveniencia del abaratamiento de costos que esta fuente de energía tuvo en los últimos 15 años. «El costo de la eólica como insumo industrial comienza a competir con el de las energías no renovables», apuntó.

Aclaró: «El costo de capital es donde se define o no la rentabilidad de la generación eólica y hoy la Argentina puede obtener financiamiento a tasas que se acercan cada vez más a las internacionales. El recurso empieza a tener un sentido económico». Madanes Quintanilla añadió que, si a eso se suma la tendencia del labeling, lo que su compañía hace es «jugar al futuro».

La apuesta de las empresas

Teófilo Lacroze

«La Argentina no tiene nada que envidiarle a Canadá y Estados Unidos, que son la cuna del shale»

Carlos Ormachea

«Hay pocos proyectos que puedan tener el impacto que tendrá Vaca Muerta en la Argentina»

J. Madanes Quintanilla

«El costo de la energía eólica como insumo industrial comienza a competir con el de las no renovables»

Hugo Eurnekian

«Veíamos que había recursos gasíferos para desarrollar a precios competitivos»

por Sofía Terrile

Fuente: Diario La Nación

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