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En Argentina, la iniciativa aportará para la selva paranaense en Misiones, la yunga salteña y los bosques patagónicos.
La GreenBond Meter coin está asociada a la idea de “capital natural”, el nuevo activo que une ecología y finanzas.
No todas son ganancias netas en el mundo de las criptomonedas. A diferencia de sus parientes cercanas, GreenBond Meter (GBM coin) tiene por objeto salvar el planeta, asediado por el calentamiento global y el cambio climático, luego de la depredación de los bosques y otras agresiones al medioambiente.
La idea es que, cada usuario que adquiera un token de GBM coin pueda colaborar con la preservación de una superficie de biosfera nativa, sobre un total de un millón de hectáreas en diez países del mundo.
La primera emisión de GBM, que ya está a la venta por 1,09 dólar por unidad, estará asociada a la selva paranaense en Misiones, donde los impulsores de la iniciativa comenzaron a fines del año pasado el proceso de reconversión integral de un campo de 25.000 hectáreas.
Esta tierra estaba sometida a un proceso de deforestación controlada que, desde ahora, comenzó a revertirse para su conservación.
El bitcoin, la criptomoneda más famosa. Foto: AFP
La propuesta consiste en resguardar, con la compra de la cripto, un metro cuadrado de biosfera, es decir, una porción que incluye tierra, agua, plantas, donde se desarrollan los seres vivos.
Después seguirá la yunga salteña, los bosques patagónicos y la turba fueguina, hasta completar el plan de 100 mil hectáreas, o más, que le tocan a la Argentina en la propuesta global. Esto mismo procedimiento se replicará en diferentes puntos del planeta.
Los impulsores de esta iniciativa, aclaran que invertir en una de estas cripto no supondrá ningún derecho real de dominio, posesión o uso sobre la porción de la tierra preservada, sino un derecho de exigencia de cumplimiento de preservación y no explotación de la misma.
La intención es que el poseedor de una criptomoneda se convierta en custodio de una porción de biosfera nativa.
Se trata de dar vuelta los últimos 5.000 años de vida material de la especie humana sobre la tierra, donde toda actividad económica estuvo asociada a la exacción de los recursos naturales como condición de prosperidad.
Ahora, la ganancia provendrá de otra dinámica. De cuidar, de resguardar, de ser amable con la naturaleza como condición para obtener un beneficio.
El fuego arrasa con las yungas salteñas. Fotos El Tribuno.
Además, cada inversor puede monitorear en tiempo real, incluso hasta desde su celular, el cumplimiento del compromiso de preservación de la porción de territorio a cuidar asociada a sus criptos.
Esto se puede hacer a través del Sistema de Información Geográfica (GIS) por el que se accede a material visual del predio protegido, información geolocalizada, gráficos, estadísticas y más datos del mercado para estar al tanto de todas las novedades del mundo financiero.
La adquisición del criptoactivo generará, a su vez, un bono de carbono (GBM bono), otra alternativa de inversión verde asociada al proyecto, que propone democratizar el acceso al mercado de bonos de carbono como medio sustentable para proteger el planeta.
A partir del 2023, cuando se finalizará la primera certificación de créditos de carbono, cada inversor que haya adquirido criptos va a tener la posibilidad de obtener el equivalente en bonos de carbono a los metros cuadrados asociados a su token, y podrá comprar los créditos al 50% de su valor antes que salgan al mercado.
Se trata de nueva alternativa de rentabilidad, ya que los créditos de carbono son cada vez más requeridos por las corporaciones, tanto para compensar sus emisiones como para perfilar su imagen en materia de aportes a la Responsabilidad Social Empresaria (RSE).
La GreenBond Meter coin está asociada a la idea de “capital natural”, que en forma gradual se convertirá en la precondición de cualquier actividad económica, aún las más lucrativas.
Sin aire limpio, agua, o energía disponible, ninguna actividad económica será posible. El Capital natural será en un corto plazo el nuevo «oro verde».
FUENTE: DIARIO CLARÍN/ARGENTINA