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Los gases de efecto invernadero son el origen del problema: hoy sufrimos las consecuencias de las emisiones de 100, incluso 200 años atrás. El consumo sostenible es una de las claves para frenarlo.
Lluvias intensas donde antes no las había. Sequías interminables. Olas de calor. Desfasaje entre las estaciones. Aumento de la temperatura promedio en diversas regiones del planeta. Estas son algunas de las consecuencias del cambio climático, un mal al que de alguna u otra forma contribuye toda la humanidad. En una entrevista con Hoy, la comunicadora en meteorología del Servicio Meteorológico Nacional, Cindy Fernández, dio detalles de un tema amplio y complejo y explicó las claves para que cada uno aporte su grano de arena para un futuro mejor.
—¿De qué hablamos cuando hablamos de cambio climático?
—Hablamos de cómo cambia el clima del planeta, tanto por factores naturales como por factores antrópicos, es decir, generados por el hombre. Los factores antrópicos son fundamentalmente la liberación de gases de efecto invernadero, que se emitieron de forma masiva a partir de la era preindustrial, desde 1850 en adelante.
—¿Qué efectos tiene la liberación de estos gases?
—Muchísimos. No solamente el aumento de la temperatura del planeta. El calentamiento global es sólo una parte del cambio climático y es generado prácticamente de manera íntegra por la acción humana. El aumento de la temperatura hace que la atmósfera se comporte de manera diferente en distintas partes del mundo. No sólo cambia la temperatura, sino la cantidad de agua que se evapora de los océanos; produce que haya más o menos lluvias en diversas zonas. También genera que haya olas de calor más extensas, no sólo espaciales, sino también más largas temporalmente. También promueve que los extremos fríos sean todavía más fríos, aunque esto se ve mucho menos que las olas de calor.
—¿Qué incidencia puede tener que varíe un grado la temperatura media en un lugar?
—La incidencia es muy alta. La variación de un grado promedio quiere decir que hay sectores del planeta donde esa alteración fue mucho mayor. En 2020, la variación de temperatura promedio a nivel planetario fue de alrededor de 1,2°C. Pero, por ejemplo, en el ártico siberiano o norte de Rusia, las variaciones promedio fueron superiores a 5°C. Entonces, hablar de una variación promedio de 1°C es muchísimo.
—¿Cómo repercute esto?
—La temperatura es lo que mueve el aire, y que cambien las temperaturas del aire tiene repercusiones en las corrientes de aire de la atmósfera. La circulación, a su vez, trasporta la humedad; por lo que de manera indirecta también se producen cambios en los patrones de precipitaciones. Entonces, donde antes llovía ahora no llueve, y llueve donde antes no era habitual que lloviera.
—¿Cuál es la situación en la Antártida?
—El aumento de las temperaturas también provoca que los hielos se derritan, entonces los glaciares desaparecen. La Antártida está experimentando un aumento de temperatura muy preocupante, porque la nieve y el hielo de la Antártida están sobre tierra y, cuando se derriten, pasan a formar parte del océano. Es decir, el océano está recibiendo continuamente agua dulce, agua de deshielo que se incorpora aumentando su nivel; pero también modificando la salinidad, lo que afecta directamente a la flora y a la fauna. Otro efecto del aumento de la temperatura es que el agua de los océanos, al estar pegada al aire, aumenta su temperatura y se dilata. Cuanto más caliente está el agua, más espacio ocupa y, por lo tanto, aumenta el nivel del mar.
—Desde el lugar de cada uno, ¿cuáles son las pequeñas acciones cotidianas con las que podemos aportar para frenar el cambio climático?
—Como sociedad tenemos que reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que emitimos a la atmósfera. Por supuesto, el trasporte es una forma de emitir estos gases; entonces, siempre que sea posible podemos utilizar la bicicleta y no el auto. Pero también, una de las principales cosas que deberíamos plantearnos es tener un consumo sostenible. Las personas estamos teniendo un consumo desmedido: utilizamos cosas que no son realmente necesarias y que en su elaboración estuvieron emitiendo muchísimos gases de efecto invernadero. Entonces, reducir el uso de productos que no son extremadamente necesarios es una buena medida. Un ejemplo de esto son las bolsas plásticas.
Muchas personas creyeron que la prohibición para los supermercados de dar bolsas plásticas era para que la basura no esté tirada; pero no es una cuestión de belleza de la vía pública, sino que pasa porque para producir una bolsa se generan muchos gases de efecto invernadero. Para un producto que tiene un uso de 10 minutos y después termina en la basura.
—¿Es corregible la situación del cambio climático o es algo no tiene retroceso?
—Es corregible, aunque no a corto plazo. Principalmente, porque los gases duran en la atmósfera 100, incluso 200 años. Tenemos que pensar en las generaciones futuras. Es probable que nosotros no veamos un cambio, pero si tomamos medidas las próximas generaciones lo verán.
FUENTE: DIARIO HOY