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Puede descarbonizar muchos sectores: transporte, químicos, hierro y acero. Puede mejorar la calidad del aire y fortalecer la seguridad energética.
Es versátil. Las tecnologías que ya existen hoy permiten al hidrógeno producir, almacenar, mover y usar energía de diferentes maneras. Muchos combustibles pueden producir hidrógeno: renovables, nuclear, gas natural, carbón y petróleo. Puede ser transportado como un gas por cañerías o en forma líquida por barcos, como el gas natural licuado. Puede ser transformado en electricidad y metano para dar energía a hogares e industrias, y en combustibles para autos, camiones, barcos y aviones.
Puede permitir que las energías renovables hagan una contribución aún mayor. Es una de las mejores opciones para almacenar energías renovables. El hidrógeno y los combustibles a base de hidrógeno pueden transportar la energía de las fuentes renovables de regiones donde abundan el sol y el viento, como Australia o América latina, hasta ciudades que las necesitan pero están a miles de kilómetros de distancia.
Puede ser usado mucho más ampliamente que en la actualidad. Hoy se lo usa primeramente para refinación de petróleo y para producción de fertilizantes. Para que haga un aporte significativo a la transición hacia la energía limpia, debe ser adoptado también en sectores donde está casi totalmente ausente, como el transporte, la construcción de edificios y la generación de energía.
Para hacer crecer el hidrógeno
El informe de la IEA (International Energy Agency) ofrece recomendaciones para ayudar a los gobiernos, las empresas y otras partes interesadas a ampliar los proyectos de hidrógeno en todo el mundo. Estas incluyen cuatro áreas donde las acciones de hoy pueden ayudar a sentar las bases para el crecimiento de una industria global de hidrógeno limpio en los próximos años:
Hacer de los puertos industriales los hubs para ampliar el uso de hidrógeno limpio;
Aprovechar la infraestructura existente, como las tuberías de gas natural;
Expandir el uso del hidrógeno en el transporte, usándolo para impulsar autos, camiones y autobuses en rutas clave;
Lanzar las primeras rutas marítimas internacionales del comercio del hidrógeno.
Los desafíos que aún enfrenta son importantes. La producción de hidrógeno a partir de energía baja en carbono es costosa en este momento, el desarrollo de la infraestructura de hidrógeno es lento y frena la adopción generalizada, y algunas regulaciones actualmente limitan el desarrollo de una industria de hidrógeno limpio.
Superar inconvenientes
La producción de hidrógeno a partir de energía baja en carbono puede reducirse mucho más. El análisis de IEA asegura que ese costo podría reducirse 30% para 2030 como consecuencia de la baja de los costos de energías renovables y del escalamiento de la producción de hidrógeno.
El hidrógeno ya se está utilizando a escala industrial, pero se suministra casi en su totalidad con gas natural y carbón. Su producción, principalmente para las industrias químicas y de refinación, es responsable de 830 millones de toneladas de emisiones de CO2 por año. Para escalar la producción y hacer la transición hacia un futuro energético limpio es necesario obtenerlo de electricidad limpia.
El desarrollo de una infraestructura es lento y está demorando la adopción. El precio del hidrógeno para los consumidores depende de cuántas estaciones de recarga haya, de la frecuencia con que se usen y de cuánto hidrógeno se entregue por día. Solucionar eso requiere planificación y coordinación entre gobierno nacional, gobiernos locales, industria e inversores.
Las regulaciones actuales limitan el desarrollo de una industria de hidrógeno limpio. Gobierno e industria deben trabajar juntos para asegurar que las regulaciones existentes no sean una barrera innecesaria para la inversión. El comercio se beneficiará con estándares internacionales comunes para la seguridad del transporte y almacenaje de grandes volúmenes de hidrógeno.
FUENTE: REVISTA MERCADO