La industria enciende los motores.Se reabre la posibilidad de exportar biodiésel a Europa, el principal mercado hasta 2013. Y prevén aumentar la producción de etanol.
La industria de los biocombustibles –sustitutos renovables del gasoil y la nafta– resurge tras varios años conflictivos. Por un lado, podrían reiniciarse las exportaciones a Europa de biodiésel, afectadas por las trabas impuestas desde fines de 2013 a la Argentina por supuesto dumping y prácticas desleales en materia de precios. Por el otro, el bioetanol baraja proyecciones optimistas favorecidos por el reciente incremento del 10% al 12% al corte de las naftas, que favorece especialmente a los ingenios azucareros. Son los primeros indicios de la recuperación de un sector que apunta tanto al mercado interno como a las exportaciones.
La producción de biodiésel (derivados de aceites vegetales, como la soja y la colza) surgió en 2007, en coincidencia con la sanción de leyes que impulsaban el uso de energías renovables, primero en Europa y posteriormente en los Estados Unidos. Así se abrió la oportunidad para países, como la Argentina, considerado el mayor exportador mundial de aceite de soja, el insumo primordial para elaborar biodiésel. Estadísticas privadas y oficiales indican que las exportaciones de biodiésel cayeron de 2011 (el año récord) al año pasado de US$2.000 millones a US$500 millones, es decir 75% de caída, debido a las barreras de Europa.
“Pasaron varias cosas. Hace poco más de dos años, la Unión Europea denunció a la Argentina por presunto dumping y por subsidios a la producción. La OMC falló recientemente a favor de la Argentina, lo que podría reabrir ese mercado”, explica Luis Zubizarreta, presidente de la Carbio, la cámara de los productores de biodiésel. Este pronunciamiento del organismo fue favorable, sí, pero en el sector esperan la resolución de las apelaciones cruzadas, algo que podría ocurrir entre fines de este año y principios de 2017.
De uno u otro modo, en el sector estiman que la posible reapertura no significa volver a los niveles registrados en 2011: Europa representó casi el 90% de las ventas argentinas, por un valor de US$1.800 millones. “Sin embargo, esto es una buena noticia. Más allá de esto, la Argentina consiguió abrir otros mercados, como el de los Estados Unidos y Perú, en menor medida”, acota Zubizarreta. En la actualidad, están habilitadas unas 35 plantas de gran porte para el biodiésel, lo que representa una capacidad instalada de 4,5 millones de toneladas. Con las trabas europeas, en 2015 la industria operó al 40% en general, afectando sobre todo a las empresas enfocadas en la exportación.
“El fallo de la OMC no fue contundente. La sanción se aplicó en función de cálculos de los precios de granos y el panel ordenó que se rehagan. Esto podría demorar todo el año, pero de cualquier modo es muy difícil que veamos los volúmenes registrados años atrás. En 2011 llegamos a exportar 1,5 millones de toneladas sólo a Europa. Y si todo sale bien, podríamos recuperar un mercado de entre 300.000 y 500.000 toneladas”, completa Andrés Iolster, gerente Comercial para Biodiésel de Cargill.
La industria del biodiésel está concentrada en un puñado de grandes productores, que controlan 35 plantas refinadoras, cuya capacidad ronda las 4,5 millones de toneladas anuales. En este contexto, la industria trabaja al 40% de su potencial, que podría incrementarse al 60%, si se reactiva el mercado europeo y prosperan algunas iniciativas para incrementar el uso del biodiésel a nivel local (generación eléctrica y transporte, por ejemplo). Allí tallan, entre otros, AGD (Aceitera General Deheza), Bunge, Cargill, Dreyfus, Renova (del grupo Glencore), Molinos, Vicentín, Patagonia Bio y Unitec Bio (del grupo Eurnekian).
En principio, la industria pudo reemplazar parcialmente los embarques destinados al mercado europeo con envíos a los Estados Unidos, y en menor medida de Perú. Así las cosas, los volúmenes se redujeron considerablemente. “El año pasado se exportaron 800.000 toneladas. Esto es la mitad de lo que se despachábamos a Europa”, se lamenta Víctor Castro, director ejecutivo de la Carbio. Por otro lado, resalta que la industria generó 1 millón de toneladas para el corte del gasoil, por lo cual “2015 fue el primer año de nuestra historia que las exportaciones fueron más bajas que la producción para el mercado interno”, subrayó el directivo.
Más azúcar que maíz
La producción de bioetanol apunta exclusivamente al mercado interno. Estadísticas de la Secretaría de Energía indican que el 60% del maíz y el 40% restante, de los ingenios azucareros. El actual gobierno incrementó el corte de las naftas de 10% a 12%, favoreciendo a los productores de azúcar, golpeados por la caída de los precios internacionales. La producción actual ronda los 830.000 metros cúbicos. Y el mayor cupo otorgado para mezclar la nafta convencional permitirá incrementar la producción en casi 150.000. “El etanol derivado del azúcar aumentaría de los 328.000 metros cúbicos actuales a 490.000. Y del maíz pasaría de los 475.000 entregados el año pasado a 507.000”, enumeró Martín Fraguío, directivo de Maizar.
De las 14 plantas actualmente habilitadas, 5 son alimentadas con maíz y las restantes, con azúcar. La tonelada de maíz, agrega Fraguío, cotiza internacionalmente a US$160. “El rinde del etanol oscila entre US$500 y US$600”, dijo, para graficar las ventajas de la producción del biocarburante.
por Damián Kantor
Fuente: Diario Clarín/Ieco