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ENERGIAS RENOVABLES EN ARGENTINA, DE LA TERRAZA AL LA RED NACIONAL

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Cómo funciona el sistema de generación distribuida que acaba de ser aprobado por el Congreso nacional.La revolución energética está a un paso de ser realidad en la Argentina. No son los parques solares y eólicos ni los desarrollos en geotermia o biomasa los que la harán realidad sino la verdadera participación ciudadana mediante lo que se conoce como energía distribuida, que significa que cada uno de nosotros puede generar, consumir y hasta vender su propia energía.

Esto será posible gracias a una norma aprobada por el Congreso hace 10 días y permitirá que quienes instalen tecnologías de generación de energía limpia en su casa puedan no sólo contribuir con la lucha contra el cambio climático sino también a ahorrar en sus facturas de luz y gas.

«Es el marco regulatorio que faltaba para que todos los consumidores puedan ser generadores. Con la ley 27.191 sólo podían hacerlo los agentes del mercado mayorista. Al permitir que se genere en el punto de consumo, en potencias chicas, se democratiza el sistema energético y se amplían las posibilidades para generar energía renovable aprovechando el hecho de que el recurso no está concentrado», explica Daniela Gomel, asesora en la ley de energía distribuida del diputado nacional por Cambiemos Juan Carlos Villalonga, uno de sus autores.

¿Qué se necesita para que una casa pueda ser reconvertida?

«Una casa promedio precisa para su autoconsumo una instalación de 2 kWp (kilovatio pico). Sin ningún incentivo (sea subsidio o crédito, como estipula la ley), sería de US$ 6.000», sostiene la experta. La reglamentación de la norma que establecerá cómo los usuarios «cobran» por inyectar energía en la red, es posible que sea con créditos a favor lo que se traduce en ahorro. De estos incentivos dependerá el tiempo de amortización de la inversión.
Federico Gisbert, CEO de la empresa QMax que se especializa en desarrollos de sistemas y software para hacer las reconversiones explica que las instalaciones pueden estar desconectadas del sistema (off grid), como por ejemplo en el campo o conectadas a la red eléctrica local. «Para este segundo caso la ley es fundamental. Una vez que el usuario genera su propia energía el ahorro está entre el 60 y el 80 por ciento anual en el consumo», asegura.

La ley implica un verdadero cambio de paradigma, ya que la energía no saldrá de una sola fuente para ser distribuida como sucede hasta ahora, sino que cada casa puede ser un punto de distribución. Y, aunque suene como algo lejano, no lo es.

Por ejemplo, en la provincia de Santa Fe cuentan con un programa de incentivo «Prosumidores» que tiene un presupuesto anual para financiar 100 instalaciones anuales de potencias muy bajas. «En el resto de las provincias, la norma está pero no hay fondos para promover la generación distribuida. Salta parece dar pasos más firmes pero de cualquier forma es muy reciente. Mas aun sabiendo que al momento de la sanción de casi todas ellas, el precio de la energía era más barato que el de hoy, entonces no habían razones económicas para realizar la inversión», señala Gomel.

Gisbert indica: «Acá estamos atrasados entre 15 y 20 años; en Alemania, por ejemplo, el 30% de la generación proviene de pequeños productores y ya están pensando en temas como el blackout meteorológico». El empresario se refiere a la dependencia de este tipo de instalaciones de las cuestiones climáticas, es por eso que se trabaja en todo el mundo en el diseño de baterías que puedan servir como estabilizadores de la energía para los momentos en donde la generación cae.

No sólo en Alemania esto ya es una realidad. En Dinamarca el 43% de la generación de energía eléctrica proviene de generación distribuida; en los Estados Unidos representa ⅙ del total de la capacidad instalada en el país (es muy importante el papel de California); Brasil cuenta con 73.5MW instalados que son menos del 1% del total de la capacidad eléctrica y esperan que para 2030 sean 2,7 millones de hogares, comercios e industrias puedan tener energía generada por ellos mismos, que generarían 23.500 MW de energía limpia; mientras que en Chile llegan a los 4.3 MW instalados.

«La ley de generación distribuida, en pocas palabras, va a permitir que los ciudadanos generen en parte su propia energía renovable y en los momentos que no la consuman, es decir que les sobre, la estarán revendiendo a su distribuidora y se les descontará de la factura del mes siguiente. Las condiciones, en las cuales se realizará la transacción todavía no están definidas y se sabrá más al reglamentarse la ley», dice Rodrigo Herrera Vegas de Sustentator que acaban de instalar paneles solares en 40 nuevas viviendas construidas en el plan de urbanización de la villa 31, en Retiro.

Uno de los requisitos para poder tener energía solar o fotovoltaica en las casas es contar con superficie. En los edificios de propiedad horizontal se hace más difícil porque se necesitan muchos metros cuadrados para poder abastecer la demanda energética. Sin embargo, en las grandes ciudades es necesario trabajar en la eficiencia para conseguir la baja en los consumos.

Por Laura Rocha

Fuente: Infobae

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